Personajes
LA REINA - SOLDADO -
PRÍNCIPE - BLANCANIEVES - SIETE ENANITOS - ANUNCIADOR
ACTO PRIMERO
ANUNCIADOR.
- (Delante del
telón)
Señoras y señores: la comedia que tendrán ustedes el gusto de
aplaudir es la única y verídica historia de la princesa
Blancanieves moderna, quien, como su nombre lo indica, era un
perfecto merengue: blanca, dulce y tierna, pues contaba
solamente siete años de edad. La mamá de Blancanieves había
muerto al nacer ésta, y su papá se había casado con otra reina,
tan hermosa como mala, a quien dio mucha envidia la hermosura
de Blancanieves... Pero será mejor que ustedes lo vean. Así no
saldrán diciendo después que esto es un cuento. Hasta luego.
(Sale. Se levanta
el telón.)
La escena
representa el dormitorio de la reina. Esta se encuentra delante
del tocador, peinándose.
REINA.
- ¡Qué linda, pero qué requetelinda soy! ¡Lástima que en lugar
de ser reina de este reino no lo sea de todo el universo! Así
tendría más súbditos que admiraran mi hermosura. ¡Porque soy
linda, requetelinda! ¡Y si no que lo diga mi espejo mágico!
(Hablándole al
espejo:)
Espejito de
plata,
contéstame
que no.
¿Hay en el
mundo alguna
más hermosa
que yo?
LA VOZ DEL ESPEJO.-
(Simulada por una niña
que está detrás de la cortina.)
Entre todas
las bellas
sois la
número dos.
Blancanieves es mucho
más hermosa
que vos.
REINA.- (Dando un
salto) ¿Qué? ¿Cómo? (Amenazando al
espejo)
¿Qué estás diciendo,
insolente, mentiroso? ¿Más hermosa que yo esa moco suela? ¡Las
ganas! (Deja el espejo y se lleva la mano a la barbilla)
¡Y lo malo es que el espejo mágico no miente!
(Se queda pensativa. De pronto toca con el índice su frente y
dice:) ¡Eureka! ¿Cómo no se me ocurrió antes si es
tan sencillo? (Se acerca a una lateral y llama:)
¡Eh, soldado!
SOLDADO.
- (Entrando)
¡Ordene vuestra majestad!
REINA.
- Te voy a encargar una comisioncita, ¿eh? La vas a matar a
Blancanieves.
SOLDADO.
- ¿Prefiere vuestra majestad la flecha o el nudo corredizo?
REINA. - ¡El cuchillo, el
cuchillo! Y cuando vuelvas me traes su corazón como comprobante.
Pero disimula ahora que aquí viene.
(Entra Blancanieves)
REINA.
-
(A Blancanieves)
¿Cómo te encuentras, tesoro, encanto, preciosidad? ¿Tomaste tu
desayuno?
BLANCANIEVES.
- Todavía no, señora.
REINA.
- No me digas señora; dime mamá. ¿Y por qué no lo tomaste?
BLANCANIEVES.
- No tenía ganas. Estoy sin apetito.
REINA. - ¡Claro... siempre
encerrada en el palacio!. . . (Al
Soldado)
A ver, soldado, llévala a
dar un paseo por el bosque. (A Blancanieves)
Ya verás a la vuelta el apetito que vas á. tener.
SOLDADO.
- (A Blancanieves)
¿Vamos, princesa?
BLANCANIEVES. - Vamos.
(A la Reina)
Hasta luego,
mamá.
REINA. - Hasta luego,
tesorito. (Salen Blancanieves
y, el Soldado. La reina toma
el espejo y le dice:)
Espejito de
plata,
ya verás,
ya verás,
dentro de
un momentito
lo que tú
me dirás.
TELÓN
ACTO
SEGUNDO
ANUNCIADOR. - ¿Y saben ustedes lo que le dijo? Pues cuando ella le
preguntó quién era la más hermosa, le contestó así: "Entre todas las
bellas – sois la número dos; - Blancanieves es mucho - más hermosa
que vos". Y preguntará el distinguido público: "¿Entonces el soldado
no mató a Blancanieves?” Y yo le respondo: no, no la mató. Y seguirá
preguntando el inteligente público: "¿Qué ocurrió entonces?".Y yo
respondo. .. Pero no, no respondo. Será mejor que ustedes lo vean
con sus propios ojos.
(Sale el
anunciador. Se alza el telón.)
Escena: comedor en la
casa de los enanitos del bosque.
Está la mesa tendida con siete platitos, siete cucharitas y siete
vasitos. No hay nadie en la escena. De pronto entran Blancanieves y
el Soldado, pero no ven la mesa tendida.
SOLDADO. - Bueno, princesa; aquí termina nuestro paseo. Pude haber
hecho en el bosque lo que tenía que hacer, pero será mejor que
lo haga en esta casa. Así cuando vuelvan sus moradores os darán
sepultura.
BLANCANIEVES. - ¡Sepultura! ¿A mí?
SOLDADO. - Sí;
la reina me ha dado orden de mataros.
BLANCANIEVES. -
¡No, soldado, por favor! ¡Déjame vivir! Yo te juro que nunca más
volveré al palacio... que nadie me verá jamás. . .
SOLDADO. - Un
buen soldado no debe emocionarse nunca... pero por esta vez me voy a
emocionar. ¡Viviréis princesa!
(Se da una
palmada en la
frente)
¡Oh!, ¡qué contratiempo! Yo tengo que llevarle a la reina vuestro
corazón. Si se lo llevo no viviréis; y si vivís no se lo puedo
llevar.
(Otra palmada
en la
frente)
¡Oh, ya está! Esta cabeza no sólo sirve para sostener el casco.
Mataré un cervatillo y le llevaré a la reina su corazón.
BLANCANIEVES. -
¡Gracias, soldado!
SOLDADO. -
¡Buena suerte, hermosa niña!
(Sale.)
BLANCANIEVES. -
(Recorre la habitación y se detiene ante la mesa)
¡Oh!, ¿qué es esto? ¿Será que viven siete niñitos aquí! ¡Con el
hambrecita que me ha dado el paseo por el bosque! (Toma de
cada plato una cucharadita de sopa y bebe de cada vasito un sorbo de
agua. Luego dice:) Así no se
darán cuenta. (Pausa).
¡Qué sueño tengo! (Se sienta en una sillita y se queda
dormida. En ese instante entran los siete enanitos y se dirigen
hacia la mesa. Ninguno ve a Blancanieves).
ENANITO I. - ¡Oh!,
¿quién ha tomado mI sopita?
ENANITO II. - ¡Oh!, ¿quién
ha bebido de mi vasito?
ENANITO III. - ¡Oh!, ¿quién ha usado mi cucharita?
ENANITO IV. - ¡Oh!, ¿quién
ha tocado mi platito?
ENANITO V. - (Viendo a
Blancanieves) ¡Oh!, ¿quién es esta niña que está aquí
dormidita? (Le acaricia las mejillas y Blancanieves
despierta.)
BLANCANIEVES. -
¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes?
ENANITO VI. - Somos
los enanitos del bosque y ésta es nuestra casa. Y tú, ¿qué haces en
nuestra casita?
BLANCANIEVES. - Me
he refugiado aquí huyendo de mi madrastra, la reina, que me quiere
matar porque soy más linda que ella.
TODOS LOS ENANITOS A
CORO. - ¡Oh!
ENANITO VII. -
¿Quieres quedarte a vivir con nosotros?
BLANCANIEVES. - Con
mucho gusto. Yo les limpiaré la casita. .. que por cierto está
bastante sucia.
LOS ENANITOS A CORO.
- ¡Qué vergüenza nos da!
BLANCANIEVES. - Les haré bifecitos a caballo con huevitos de
gorrión... panquequitos. . .
ENANITO l. -
¡Magnífico! Los panquequitos de dulce de leche. Pero atiende una
cosa: cuando nosotros no estemos en la casa no le abras a nadie,
¿entiendes?, a nadie. Yo sé lo que te digo: ¡soy chiquito. . . pero
muy inteligente!
TELÓN
ACTO TERCERO
ANUNCIADOR. - Señoras y señores: es necesario que os dirija aquí la
palabra para explicaros algo que ocurrió después. Blancanieves en
lugar de seguir el sano consejo del enanito hizo lo que hacen muchos
de ustedes con los consejos de sus papás. La reina consultó dos
veces a su espejito y se enteró de que Blancanieves vivía y del
lugar donde se encontraba. Y dos veces fue a la casa de los enanitos
disfrazada de vendedora de baratijas. La primera vez la reina le ató
a la garganta una cinta, y la chica hubiera muerto asfixiada de no
haber llegado a tiempo los enanitos, que cortaron la cinta. La
segunda vez, disfrazada igual, la reina clavó a Blancanieves un
peine envenenado en la cabeza y de nuevo la salvaron los enanitos,
repitiéndole cada vez su recomendación de no recibir a nadie, sin
que ella hiciera caso, lo que demuestra que Blancanieves era tan
linda como tonta. Y más de lo que uno piensa, como verán ustedes a
continuación. (Sale el Anunciador. Se levanta el telón.)
Escena: la misma del acto anterior. Al levantarse el telón
Blancanieves está terminando de poner la mesa.
BLANCANIEVES. - Lo que es ahora, si viene la reina puede llamar
hasta que se canse. Está bien que a una la engañen una vez, dos
veces. .. pero algún día llega la experiencia. (Golpean a la
puerta). Sí, golpea, que te van a abrir. (Golpean otra
vez). ¡Ahá!. .. ¡A otra puerta que aquí no es! (Nuevos
golpes. Blancanieves grita:) ¡No hay nadie aquí! (En
voz baja:) Oye, ¿y si fuera el cartero? ¿Y si trajera un
telegrama? (Fuerte:) ¿Quién es?
VOZ DE LA REINA. -
(Afuera) Soy una vieja campesina que vende manzanas.
BLANCANIEVES. -
(Irónica) ¡Te conozco, mascarita!
VOZ DE LA REINA. -
No, no son las más caritas; son las más baratitas. Casi regaladas. Y
las doy a probar también. Ábreme.
BLANCANIEVES. - ¿Me
jura usted que no es la reina?
VOZ DE LA REINA. -
Te lo juro.
BLANCANIEVES. - (Para sí misma) Bueno, cuando una
anciana venerable presta juramento... (Fuerte) ¡Un
momento, voy a abrir! (Lo hace y entra la Reina.)
REINA.- (Entrando disfrazada de anciana) Mira, mira,
hermosa niña, las manzanas que vendo. A buen seguro que cuando hayas
probado una me comprarás toda la bolsa. Pruébala. (Le
extiende una manzana.)
BLANCANIEVES. - Tengo orden de mis amos, los enanitos del bosque, de
no probar nada que me quieran dar.
REINA. - ¡Qué!
¿Tienes miedo de que esté envenenada? Pues para que te convenzas de
que no hay tal cosa me comeré la mitad. (Lo hace.)
BLANCANIEVES. - Dígame una cosa, venerable anciana: las manzanas,
¿no pueden estar envenenadas de un lado sí y del otro no?
REINA. - Eres
desconfiada, ¿eh? Pues para que no dudes más comeré la otra mitad.
BLANCANIEVES. - (Quitándole la media manzana) ¡No, no;
démela que la comeré! (Le da un mordisco a la manzana y cae
como fulminada.)
REINA. - (Riendo) ¡Ja, ja ja!. .. ¡Esta vez sí que
estás lista, Blancanieves! j Vamos a ver ahora lo que dice el
espejito!
TELÓN
ACTO CUARTO
ANUNCIADOR. - Respetable público: el autor de esta historia dice que
Blancanieves esta vez quedó muerta de verdad. Sigan ustedes en esa
creencia, pues así les resultará imprevisto el final. Lo cierto es
que cuando la reina le preguntó al espejito, éste le contestó:
"Muerta ya Blancanieves, - no lo puedes dudar: - eres tú sobre el
mundo - la belleza sin par". Y la reina fue feliz hasta. .. hasta
luego, distinguido público. (Sale. Se levanta el telón.)
Escena: la misma del acto anterior. Los enanitos
están sentados alrededor de la mesa sobre la que se halla extendida
e inmóvil Blancanieves.
ENANITO I. - ¡Qué preciosa está así, tan blanca, la niña muerta en
su cajoncito de cristal!
ENANITO II. - ¿Pero
está en un cajoncito de cristal?
ENANITO III. Tan
fino y transparente que parecería que no hubiera tal cajoncito.
ENANITO IV. - ¡Qué
cosa extraña! Pasó ya casi un mes desde su muerte y está siempre lo
mismo.
ENANITO V. - Si a
veces hasta cierro las ventanas por temor de que se resfríe creyendo
que está viva. (Se levanta) Justamente está abierta la
puerta... (Se dirige hacia una lateral, pero en ese instante
entra por ella el Príncipe. El enanito, sorprendido, le dice:)
¡Oh! ¿Quién es usted?
PRÍNCIPE. - Soy un
príncipe. Andaba por el bosque cazando y he sentido mucha sed.
¿Podrían ustedes darme una copa de agua? (Viendo a
Blancanieves) ¡Hola!, ¿y esa hermosa niña?
ENANITO VI. - Es la princesa Blancanieves, hija del rey, que ha sido
envenenada por su madrastra.
PRÍNCIPE. -
(Acercándose a la mesa) ¡Qué hermosa es! (La mira muy
de cerca) ¡Oh!, ¿qué es esto que tiene entre los labios?
(Lleva los dedos a la boca de Blancanieves y los retira,
mirándolos) ¡ Un pedazo de manzana!
BLANCANIEVES. - (Sentándose en la mesa) ¡Eso, eso fue
lo que me envenenó! ¡ Una manzana que me dió a comer la reina!
PRÍNCIPE. - (Lleno de alegría) ¡Está viva! ¡Está viva!
ENANITOS. -
(Dándose la mano y bailando una ronda alrededor de la mesa)
¡Viva, viva, viva, viva!
BLANCANIEVES. -
Gallardo príncipe, es usted mi salvador.
PRÍNCIPE. - Pues si me admite usted por esposo nos casaremos cuando
seamos grandes.
BLANCANIEVES. - Y
haremos una gran fiesta. Y por supuesto, invitaremos a los enanitos
del bosque. (Baja de la mesa simulando salir del ataúd de
cristal.)
ENANITO l. - ¡ Yo llevaré mi platito!
ENANITO 11 - ¡Y yo
mi cucharita!
ENANITO III. - ¡Y yo
mi vasito!
ENANITO IV. - ¡Y yo
mi servilletita!
ENANITO V. -
(Acariciándose el vientre) Y yo. . . mi apetito.
PRÍNCIPE. -
(Preocupado, con el índice en la frente) ¿Y yo? ¿Qué llevaré
yo? ¡Ah! ya está: yo me llevaré a la novia. (Ofrece el brazo
a Blancanieves, que se tomará de él) ¿Vamos?
BLANCANIEVES. - Vamos.
(Y salen los dos seguidos de los enanitos que cantan.)
ENANITOS. - (Cantando a coro, con la música de
"Mantantirulirulá:)
Viva, viva, viva, viva,
Viva, viva, viva, va. . .
TELÓN FINAL
Alberto Larrán de Vere